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La bruja de la cueva

Relatos Dreamers

Creía que había logrado convencerla, que dejaría de una vez por todas de imaginarse esos absurdos pensamientos que la asaltaban cuando estaba sola. Deseaba que fuera cierto para volver a ver la luz en sus ojos y no la oscuridad triste que tenían éstos cuando me miraba ausente.

Hacía bastante esa luz se desprendía de ella, iba regalándola con amor a casi cualquiera que se le acercaba.

Pero un día, sin que nadie se diera cuenta, su alma se corrompió.

Nadie sabía tampoco hasta que punto ella había soportado sufrimientos, siempre en silencio, restándoles importancia, como si no existiera el dolor, el desengaño, la desilusión...
Su voz no reflejó jamás el rencor de un corazón herido, ni supimos de sus lágrimas hasta que fue ya tarde.
Siempre intentaba darnos toda la belleza que iba encontrando por el mundo, sin que nosotros apreciáramos estos regalos, sin siquiera darnos cuenta que no guardaba nada para ella y esperaba, sin decirlo, que nosotros le procuráramos, al menos, una mínima parte.

Y quizá no fue suficiente lo que le dimos, o puede que ella nos pidiera demasiado.

No, me engaño a mí misma, en realidad fuimos siempre tan egoístas... Nos olvidamos de su soledad y de sus ojos brillantes al vernos. Nos olvidamos de su sonrisa al ser abrazada y su risa alegre al bromear con ella. La dejamos sola, cuando ella había estado siempre acompañándonos cuando nosotros nos quedamos solos.Añadir Anotación

Uno por uno, fuimos alejándonos de ella, yendo cada vez menos a visitarla, hasta que fue ella la que vino a vernos a cada uno cuando ya no podía echarnos más de menos. Y empezaron a haber veces en las que venía y no nos encontraba.
Y entonces dejó de venir y acabamos por olvidar que existía.

Cuando nos quisimos dar cuenta se había ido, se había refugiado en una cueva en el bosque y se decía que era bruja. La bruja de la cueva.
Hicimos como que no la conocíamos, nos avergonzaba ella y nos avergonzaba ser los responsables de su desgracia.

Un día decidí buscarla. Echaba de menos sus palabras de consuelo y sus ojos comprensivos cuando le hablaba. Nadie supo decirme donde se encontraba.
Indicaciones vagas. En el bosque. La bruja de la cueva...

Era cierto, la encontré en el bosque, sola, sentada en una gran piedra observando la lejanía. Intenté entablar conversación con ella y que me mirara.
Acabé por comprender que no quería reconocerme. Le habíamos hecho tanto daño...

Seguí yendo a verla sin que nadie se enterara de cómo estaba, de todas formas ella ya no existía y no importaba. La bruja de la cueva... Para mí seguía siendo mi amiga desamparada y abandonada.

Al final acostumbrada a volverme a ver, después de tanto, acabó por hablarme. Y casi mejor que no lo hubiera hecho. A mí me contó, poquito a poco, dándome las palabras como si fueran piedras preciosas, de su soledad y su dolor.

Más bien intuí sus heridas, pues ella me mostró poco de lo que tenía guardado. Y entonces fue cuando supe de mi culpa y lloré a su lado arrepentida. Pero ella ya no existía... estaba lejos y ya no le fue posible perdonarme. Si la hubiera buscado antes...

Me contó que era cierto, que era bruja, que hablaba con Satanás y él la consolaba, que no llorara por ella pues ya no sufría...

La bruja de la cueva...

Me contó muchas de las cosas extrañas que hacía en el bosque. Nada tenía sentido pero para ella eso era todo lo que tenía. Intenté hacerla entrar en razón, intenté que volviera a confiar en la gente, empezando por mí.

Al pasar un tiempo, creí que lo había logrado. Creía que accedería volver al pueblo con nosotros y el día que se lo propuse me miró extrañada.

- Yo no puedo volver. Allí ya no existo y lo sabes.
- Pero ellos te recordarán por quien fuiste en el pasado.
- Ya no quiero que me recuerden. No quiero existir para nadie.

Seguí insistiéndole y entonces ella acabó por irse del todo y dejó de hablarme. Cuando miraba en sus ojos leía la distancia a la que se encontraba su ser de mí, a pesar de estar a pocos centímetros de su cuerpo.

A la semana siguiente llevé al bosque a todos los que pude conmigo, a sus amigos del pasado, los que la habían olvidado. Quería que viera que todavía la recordaban, que no era una bruja, solo un alma abandonada que había perdido el camino y tenía que reencontrarlo.

Al principio ellos sentían la misma curiosidad que me impulsó a mí a buscarla, solo que quizá ya no la recordaban ni la echaban de menos como lo hice yo entonces. Tal vez solo querían ver a la bruja del bosque...

Y yo les conté lo que sabía, les conté como la habíamos hecho sufrir y les hice recordar quién era en realidad la bruja del bosque. Y recordaron. Y también lloraron avergonzados.

Así que fuimos todos a verla aquel día, dispuestos a arreglar lo que tan egoístamente habíamos logrado con nuestro desinterés, con nuestro descuido y dejadez. Ya no íbamos a ver a la bruja del bosque, íbamos a ver a nuestra amiga olvidada.

Al llegar a la covachuela en la que habitaba, ellos se sorprendieron al ver que comía y dormía allí, rodeada de cadáveres de animales muertos que había apresado para comer o para realizar sus insólitos rituales inventados. Notamos todos el penetrante olor a muerte del lugar, pero creímos que era por los animales.Añadir Anotación

Luego la encontramos colgando del saliente. Rodeando su cuello una cuerda seguramente robada de cualquier sitio. Las luces que portábamos quisieron apagarse entonces, a la vez que una brisa fría nos apuñalaba el rostro. Salimos temblando de allí y regresamos sin cruzar palabra al pueblo.

La bruja de la cueva...

Nunca más hablamos de ella, pero prohibimos entrar allí o jugar cerca a nuestros hijos.

Con el tiempo se corrió el rumor por todo el pueblo y cuando nos hicimos viejos nuestros nietos nos pidieron que les contáramos la historia de la bruja muerta de la cueva. E inventamos para ellos una historia menos triste...

Pero esta es la verdadera historia. Ahora que ya me queda poco en este mundo la he querido escribir para que no se pierda en el olvido... borrada por los cuentos que sí se transmiten de generación en generación.Añadir Anotación


Keirana

Keirana, 13 de Julio de 2005
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